lunes, 16 de febrero de 2015

Capitulo 9


Peter
Usher sonaba con la canción Trading Places mientras me acomodaba en el
Bentley de Gastón. Ya sabía que Nico, Vico y Stefano estaban a salvo en mi casa, y que mi padre esperaba a que llegara. Me aguardaba una buena bronca y, en realidad, con motivos. Era la cuarta vez que visitaba los calabozos de la comisaría de Trevi en lo que iba de año. Y tan solo habían pasado ocho días desde Nochevieja.
—¿Sabes a quién has arrastrado contigo a comisaría? —me preguntó Gaston aparentando seriedad, pero conteniendo una sonrisa.
Gas sabía el motivo de mi detención y opinaba que debía haber sido más
duro con Franco.
—A una tía que estaba buenísima —recordé sus largas piernas—. En serio,
Gastón, si la hubieses visto, hasta tú te hubieses quedado aluciando.
Soltó una carcajada.
—Ya veo. En realidad, sí, era muy guapa.
—¿Pudiste verla? —pregunté extrañado.
—La saqué del calabozo, Peter.
—¿Cómo? —Ahora estaba todavía más perdido.
Detuvo el coche frente al garaje del edificio Lanzani. Cogió un pequeño
mando, lo sacó por la ventanilla y pulsó el botón. La puerta comenzó a elevarse y
Enrico aprovechó para mirarme.
—Esa «tía» que estaba buenísima era Lali Espósito.
Si esperaba sorprenderme, lo consiguió. Le miré boquiabierto y con los ojos desencajados. Joder, si Angelo se enterase de que su hija pequeña había estado en el
calabozo por mi culpa, me mataría.
«Con la de coches que había en la Via del Corso, y tuve que coger el taxi que
llevaba a Lali», pensé.
—¿Lo sabe Angelo? —pregunté temeroso.

—No, pero lo sabe Silvano.
—¡Es increíble, Peter! Sabes que no puedes ir por ahí pegándote con el grupito de Franco. No dejas de estar en boca de todos y eso nos traerá problemas —dijo mi padre, alterado pero intentando no gritar para no despertar a mi madre y a mis
hermanos mayores—. Encima, has metido a Lali Espósito de por medio. ¿Sabes que
hará la prensa si se entera? ¡Jesús!
Sentado en un sillón, observaba cómo mi padre caminaba de un lado a otro
fumando sin parar.
—Lo siento, tío Silvano. No volverá a ocurrir —dijo Nico poniendo cara de no
haber roto un plato en su vida.
—Tú a callar, ya te hemos calado —dijo su padre, mi tío Alessio—. Y vosotros…
—Miró a Vico y a Stefano— ¿Le disteis duro? —Les guiñó un ojo.
Todos nos miramos algo confundidos, pero terminamos riendo.
Estuvimos cerca de una hora comentando la pelea. Incluso Stefano la representó en
el centro del salón. Lo que comenzó como una reprimenda, terminó como una reunión
de colegas que se explican unos a otros sus batallitas.
Sin embargo, durante todo ese tiempo mi mente no estaba en aquel salón, sino
en una chica de deslumbrantes ojos grises.

1 comentario:

  1. Jajjajajajja,Gastón tenía k haberlo picado un poco más.
    Ya ni piensa en la pelea.
    K cómplice es su tío con ellos.
    Sin móvil,y no se hasta cuando,xfa dilo en el grupo.
    También se lo pedí a Ailu.
    Gracias.
    Gracias x subir.
    Besos

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