miércoles, 11 de febrero de 2015
Capítulo 1
Lali
Hay situaciones en la vida en las que no te das cuenta de cuándo sobrepasas la línea entre lo emocionante y lo realmente peligroso;y ese era exactamente el tipo de situación en el que yo me encontraba.
Sentada en el último rincón de un apestoso y húmedo calabozo, esperaba que Gastón viniera a buscarme.El encuentro con un muchacho,una de las personas más desconcertantes y agresivas que había conocido jamás , me había arrastrado a ese repugnante lugar, la antípoda de los ambientes privilegiados en los que me solía mover.
Mis blancos pantalones Armani habñian pasado a ser grises, mi chaqueta Prada de cuero negro tenía un enorme rasguño en el codo, y me había roto una uña.Y, para colmo de todos mis males , compartía celda con una especie de Yeti que no dejaba de mirarme.Cubierta de tatuajes y piercings, y con un palillo chuperreteado en la boca, la abominable mujer de las montañas parecía querer comerme.Casi podía verla babear.
<<Perfecto.Tu primera noche en Roma y la pasas en un calabozo.Pienso matar a ese capullo en cuando salga de aquí>>me dije.
Desde luego que lo íba a hacer.
De fondo, las voces de dos guardias se entremezclaban con la retransmisión de un partido de fútbol.Les llamé incontables veces, pero lo único que recibí por respuesta fueron quejidos y golpes secos contra la mesa.Sin duda estaban tan cansados de mi como yo de ellos y de aquel lugar.
Instintivamente sacudí mis pantalones, como si el color blanco pudiera volver a aparecer.Cuando caí en aquel charco , ya fui consciente de que había tirado trescientos euros por la alcantarilla.Mis pensamientos sobre mi fondo de armario fueron interrumpidos cuando, de repente, mi compañera de celda se levantó para soltar un escupitajo bien cargado.
Me aferré a mi asiento en cuanto la vi caminar hacia mi. Aquello no pintaba bien y, sin poder evitarlo, pensé en la situación que me había llevado hasta allí La gélida brisa de la noch me envolvió en cuanto abrí la puerta del balcón. A esas alturas del invierno, Viena ya estaba toda nevada y el ambiente era húmedo y frío.
Las ramas de los árboles acariciaban mi pequeño balcón y dejaban que la nieve cayera espolvoreada cuando se mecían por alguna ráfaga de viento.El estanque del patio comenzaba a congelarse;pronto se utilizaría como pista de patinaje , aunque ese año yo no iba a estar allí para comprobarlo.Estaba a punto de irme
El internado Saint Patrick ocupaba un antíguo castillo del siglo XVII y, arquitectónicamente , me maravillaba. Pero una cosa era admirar su arquitectura y otra muy distinta vivir allí.Eso lo odiaba.
Ausencia total de chicos-ellos residían en el internado que había unos kilómetroscolina abajo-No podías desprenderte del maldito uniforme-si al menos hubiera sido bonito, no habría sido una condena llevarlo-Y la disciplina era bastante férrea-todo estaba cronometrado, hasta la hora de ir al baño-O aprendías a convivir con las normas de aquella institución , o estabas perdida.
Así era mi aburrida vida, día tras día.
Hasta que apareció mi padre.Había irrumpido en el internado rodeado de guardaspaldas(sin disimular siquiera su egolatría y prepotencia,y haciendo gala de un dilatado vocabulario impetuoso) y me había ordenado que recogiera mis cosas.Ya había hablado con el director y lo tenía todo preparado para mi regreso.
Después de nueve años , volvía a Roma
5 + y continúo con la novela .Si no hay comentarios no la sigo.Besos y espero que disfruten
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Masss
ResponderEliminarK cambio va a ser del internado a la vida fuera d esas estrictas normas.
ResponderEliminarSiguela!!!!
Otroooo(:
ResponderEliminarSe ve buena