lunes, 23 de febrero de 2015

Capítulo 14

Peter
Había decidido pasar de Lali, y de hecho lo logré durante un par de días.
Pero cuando el jueves aparecí en el pasillo del instituto y la vi apoyada contra la pared
hablando con Giulio, me entraron ganas de…
Me acerqué hasta ellos caminando lentamente mientras me fijaba en sus
piernas. Esa vez, las medias le ocultaban las rodillas y hacían más espectacular el inicio
de sus muslos. Lástima que aquella puñetera falda tapara lo más interesante.
Suspiré. Aquella niñata se había propuesto amargarme la vida llevando el
uniforme de aquel modo. Se atusó la coleta alta que llevaba y me miró fijamente.
Me apoyé justo a su lado, hombro con hombro.
—Dice mucho de ti que la primera semana de clase ya estés coqueteando —
sonreí, desviando la mirada hacia su pecho.
Me humedecí los labios, expectante por la contestación. Si algo sabía hacer
Lali —aparte de ponerme muy, pero que muy cachondo— era ser ingeniosa a la
hora de hablar.
—¿Qué intentas decirme? —preguntó entre dientes girándose hasta que su
frente topó casi con la mía.
Dios, estábamos muy cerca. Sonreí. Dijera lo que dijera, ya había logrado captar
su atención y apartar a Giulio de ella.
—Que te pueden confundir con una chica… fácil. Pero, vaya, si lo eres, no
tienes por qué preocuparte.
—¡Serás capullo! —exclamó antes de lanzarse sobre mí para agarrarme del
cuello.
La esquivé cogiendo sus brazos y girándola. Su espalda topó con fuerza contra
mi pecho y los dos nos estampamos contra la pared.
—¡Suéltame! —gritó mientras los otros alumnos se iban agolpando a nuestro
alrededor.
—Eres un poco histérica —le susurré al oído. La solté en cuanto vi al señor
Petrucci, el profesor de matemáticas.
—¿Qué es lo que está ocurriendo aquí?
—Este niñato me ha insultado delante de todo el mundo. ¡Me ha llamado chica
fácil! —dijo sin poder contener su desconcierto.
No era momento de explicarle por qué lo había hecho. Quizá algún día tuviera
ocasión de hacerlo, pero Giulio ya no se volvería a acercar a ella.
—Los dos al despacho, ahora.
—¡Pero yo no he hecho nada! —protestó.
—¡He dicho ahora, señorita Espósito! —repitió el profesor Petrucci—. Y en
silencio. Los demás, a clase.
Lo siento por estos dias pero estoy muy liada.El jueves hay maratón

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